8 de Marzo

08/03/2024


Hay sociedades en nuestro mundo tan paupérrimas, tan llenas de pasado obsoleto, tan desiguales, tan marchitas, tan en blanco y negro y tan poco cercanas a una gama cromática enriquecedora, tan privilegiadoras para los hombres y tan devastadoras para la mujer, tan emblemáticas como obispales, tan serias, tan dejemos las cosas como están, tan no será para tanto, tan las tías sois todas iguales, tan no en general la mujer la, la, la, tan ciegas para la mujer como llenas de artilugios, techos altos y prebendas para el hombre, tan poco moradas, tan defensoras del mansplaining, tan de poca escucha activa con la mujer, tan micromachistas, tan de hombres que ocupan un asiento más que el que les corresponde en los tranvías, tan de hombres que hablan por encima de cualquier mujer porque para ellos no importa lo que diga una mujer, tan de hombres con el morro torcido y el colmillo afilado cuando esputan que basta de feminismo, y dicen lo de feminazis con cara de bobos, ignorantes e idiotas, tan de mujeres laboriosas, cuidadoras, activas, entregadas, observadoras, pacientes, sumisas, tan de mujeres luchadoras, tan de mujeres que no aguantan más, tan de mujeres racializadas, mestizas, híbridas en todas sus concepciones corporales, mentales, sexuales, filosofales, cosmológicas, tan de hombres que no se enteran de nada, tan de hombres que siguen con su baraja de cartas a la que no le falta ni una de las cuarenta y ocho y mujeres a las que solamente les dieron una de las cuarenta y ocho cartas del mazo y tienen que componer su destino con una miserable carta nada más, tan de porcentajes elevadísimos de familias monoparentales compuestas por una mujer adulta y sus hijos, tan de porcentajes altísimos de horas dedicadas por las mujeres a las tareas no pagadas del hogar, tan de porcentajes altísimos de horas no dedicadas jamás por los hombres a las tareas del hogar, tan amigas de las guerras de sexo cuando no se trata de guerras de sexo -de nuevo no se enteran que se trata de igualdad -, tan limitadoras para las mujeres, tan llenas de empresas y fábricas y centros de trabajos con techos de cristal para ellas y con todo el aire que quieran para ellos, tan poco comprensivas con la mujer, tan generosas con los hombres, tan expertas en decir qué guapa es y no valorar más que la objetualización de una mujer, tan llenas de hombres que acosan, que violan, que asesinan a las mujeres, que hacen manadas y no hacen mamadas, que se ríen de chistes de Arévalo todavía, que se carcajean en comidas familiares, de hombres que sólo recogen platos, de hombres que sólo se ponen delantal  en sus sociedades, tan gastronómicos ellos, de hombres que esposan a una mujer y la exponen esposeada a otros hombres, mi esposa, mi esposa, mi esposa, de hombres que cocinan los domingos y quieren que toda la mesa alabe su arroz, de hombres que no saben fregar, de hombres que hacen huevos fritos por la noche para ellos solos y tan ricamente, de hombres que no aguantan el ciclo más corto de una lavadora, de hombres que caminan detrás de una mujer a las tantas de la noche por una calle solitaria y si tienen oportunidad la asaltan, de hombres a los que se les ocurre tocar el cuerpo de una mujer sin su consentimiento, de hombres que no quieren saber que no es no, algo tan sencillo pero incomprensible para esos hombres, tan llenas de hombres que utilizan posesivos hasta en la sopa y de hombres que mimujerean todo el santo día, tan llenas de iglesias machistas atestadas de machistas, tan aparatosas de glosa masculina, tan futboleras de canchas con gritos sexistas, tan poco amigas de las árbitras y de las camioneras y de las kellys y de las que se pasan cuidando de todo el mundo las veinticuatro horas del día, tan protectoras con los niños y los hombres champiñón, tan ay, chica, tienes que entenderle, tan de príncipes y ranas, tan de bellas durmientes, tan creyentes en el romanticismo zafio, tan de que las mujeres tienen que sufrir por amor, tan de películas con mujeres objeto, fotos con mujeres florero, reuniones con mujeres pedestal, programas de televisión con mujeres en falda corta, con mujeres que sólo sonríen y pulsan las teclas de la cabeza de hombres a los que siempre les tocan premios gordos, tan poco ínclitas por todo esto, tan ubérrimas de machismo, tan exhaustas de aguantar machismo, tan guerreras cuando se trata de luchar a favor de la igualdad, contra la aporofobia, contra el racismo, contra las tradiciones conservadoras de fiestas, de cenas familiares, de patriarcado, de heteronormativismo, de cis-incivismo, de poca lumbre mental cuando de feminismo se habla, de mucha lumbre mental cuando se exige a la mujer que se maquille, que se entacone, que se deje el pelo largo porque es mujer, que se ponga medias, que se ponga hermosa, que se ponga guapa, que se depile, depilarse es lo más importante para la mujer, tan de que se depilen las mujeres porque si no lo hacen son unas guarras, tan de hombres que no se depilan y no son guarros por eso, tan de hombres que no dejan de ser hombres con lo cansados que tendrían que estar de ser hombres, tan llenas de mujeres que están hasta la coronilla de hombres que no se cansan de serlo, tan de educadores que siguen fomentando la educación machista, tan llenas de hombres que no se besan en la boca y que no entienden de amor, tan llenas de rosas para niñas y azules para niños, tan llenas de lutos para mujeres y brazaletes para hombres, tan llenas de ninguna lucidez ni ante lo mas evidente, que no siempre se dan cuenta de que el feminismo es igualdad para todos los seres humanos y uno de los derechos más inalienables de todos. Por eso no sólo celebramos hoy el ocho de marzo. Por eso es importante saber que cada día que nace debe convertirse en otro ocho de marzo nuevo que se rebele cada segundo contra la desigualdad entre los seres humanos.


 

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