El Apartamento, de Billy Wilder. (Jack Lemmon)

La ética de una empresa

30/11/2018

Toda la teorización acerca de la ética empresarial de la que hoy existe una extensa bibliografía, tiene mucho que ver con el hecho de que se esté pasando de un concepto de empresa cerrada a otro más abierto, más cercano a la ciudadanía, más transparente en suma.



De un tiempo a esta parte, lo que antaño era un locus impenetrable, con despachos vetados a muchos de los empleados y agentes externos, hundidas todas y todos en decisiones que se tomaban desde un grupo de poder opaco, del que salían como rayos las órdenes que aguijoneaban de manera jerárquica y vertical al grueso de las y los trabajadores de una firma determinada, se está convirtiendo en un lugar de paredes acristaladas, con liderazgos cada vez más horizontales y visibilizados.

En lo que seguimos llamando empresa, centro de trabajo,  organización, hoy es posible, incluso para un visitante que no tenga nada que ver con el lugar al que acaba de entrar a dejar un curriculum, por ejemplo, o a traer un paquete desde una empresa de mensajería urgente, es factible ver, intuir y hasta descubrir, las interioridades que animan el trabajo que se realiza desde las oficinas o las plantas industriales, e incluso, observar los movimientos y acciones de las gentes que se desplazan por pasillos y oficinas con una sonrisa en los labios que le haga pensar: Me gustaría trabajar aquí. Aquí me desarrollaría como persona y podría ser feliz.

Toda la teorización acerca de la ética empresarial de la que hoy existe una extensa bibliografía, tiene mucho que ver con el hecho de que se esté pasando de un concepto de empresa cerrada a otro más abierto, más cercano a la ciudadanía, más transparente en suma. Transparencia interna, muy relacionada con la efectividad de la comunicación dentro de la organización y Transparencia externa, íntimamente vinculada con la contaminación positiva, con el poso y la huella que toda empresa debería dejar en la sociedad de la que es activo y de la que también es impulso socializador.

Según la filósofa Adela Cortina, un ser humano, al igual que una empresa, se debe regir por valores éticos, por un ethos, una actitud, ya que en el caso de las empresas, 
El fin de las organizaciones es un fin social porque toda organización se crea para proporcionar a la sociedad de bienes y servicios que los ayuden en su vida, en virtud de los cuales queda legitimada su existencia ante la sociedad y esto ayuda en la elaboración de un código ético.

Reflexiones que hace unos años pocas empresas incluían en sus planes estratégicos y que en el día de hoy se convierten en las vigas maestras del trasegar y de los quehaceres de cualquier organización. 

En la novela La mano invisible, de Isaac Rosa, se cuenta la historia decididamente kafkiana de una empresa en la que sus empleadas y empleados trabajan sin descanso levantando muros y tirándolos, mientras no se sabe muy bien para qué hacen eso, a la vez que un público invisible asiste a la contemplación de estos trabajos desde un lugar privilegiado y acechante. 
En uno de los pasajes de este libro, encontramos esta referencia a los trabajadores que desarrollan su labor en esta extraña y enigmática empresa que a nuestros ojos se convierte en una especie de alegoría de lo que puede ser una empresa desconectada de la sociedad, poco transparente, reclusión para sus trabajadores, ente aislado, metida en su propio pathos absurdo y alienador, 
(Los trabajadores), no estaban aquí por nada de aquello que alguna vez les prometieron que sería el mundo del trabajo: realizarse como personas, ganar una identidad, participar en sociedad, contribuir al desarrollo, aportar cada uno según su capacidad para recibir según su necesidad, aprender, crecer, sentirse plenos, encontrar su lugar en el mundo, (…) Estaban aquí por dinero, porque su trabajo, su vida, lo sabe él mejor que nadie, se reduce a eso, perdidas otras motivaciones. (pág. 375).

Una empresa, hoy por hoy no es tan solo el producto del trabajo, la intuición, el carisma, la personalidad de una jefa, un dirigente. En un momento de la película Margin Call, dirigida en 2011 por J.C. Chandor,…., en plena madrugada, un grupo de unas veinte personas, el EPE de esta empresa, el Equipo de Planificación y Estrategia de la misma, compuesto por unas veinte personas, entre las que se encuentran líderes, responsables, cuadros medios y trabajadores de la misma, espera la llegada en helicóptero del “jefe de todo eso”. Nadie sabe qué hacer. Esperan la llegada de su dios. Será él el que tome la decisión que les saque del agujero en el que se encuentran. 
(Sus activos se han reducido a cero en apenas dos semanas, algo que el mercado descubrirá cuando la nueva jornada laboral llegue a las mesas de otras empresas.)
Jeremy Irons, no podía ser otro, se hace esperar, y cuando llega y escucha las argumentaciones de su equipo, de sus asesores, les lanza una pregunta, les arroja esta pregunta como quién tira una piedra con forma de parábola: 
¿Sabéis por qué estoy aquí? 
Todos y todas le miran como las vacas miran al tren. Y tras unos segundos de sorpresa, desconcierto y espera abobada, Irons responde: 
…porque yo sé lo que va a pasar dentro de tres meses y actúo sobre eso. Vosotros no. Por eso me siento aquí.

Esa preeminencia de un líder, de un dios críptico, cerrado, al que hay que servir con todos los sentidos porque él sabe el todo del ahora y también conoce el súmmum del futuro de la organización, está pasando a la historia, sobre todo en empresas que asumen la gestión organizativa como constructo de una colectividad de trabajadoras y trabajadores que toman decisiones en común y de manera dialécticamente autónoma, cada uno desde su competencia y desde su espacio laboral  transformador.
La transparencia empresarial es en sí misma una ética, porque lanza y expone desde su esencialidad, un código ético, porque programa y ejecuta una serie de valores para sí misma y para la sociedad en la que se inscribe, algo que la transparencia vertebra y gobierna desde su eje visible. Ya no la mano negra del mercado, ahora es la mano blanca de la transparencia la que regala futuro y sostenibilidad a la empresa.

 


La ética de la transparencia empresarial se impone como reto influir y determinar en algo la sociedad desde la que surge y a la que sirve, desarrollarla y desarrollar también a sus trabajadores, para que “ganen una identidad”, para que aprendan, crezcan y puedan sentirse en plenitud, para que encuentren en su lugar de trabajo un oficio que en el fondo les haga desarrollar sus capacidades, les sentirse felices, desde el salario que reciben por ese trabajo hasta su aporte a la sociedad en la que se integran, a la que entregan los frutos de su buenhacer laboral.

Os incluimos la Encuesta de Personas y el INFORME INFOGRÁFICO que resume la encuesta que se realizó en Sirimiri el pasado octubre de este año, y en la que conceptos como ética y transparencia empresarial, se convierten en vertebradores de nuestro trabajo para con la sociedad a la que aportamos nuestro tiempo, oficio y ganas y para con las trabajadoras y trabajadores que despiertan cada día al quehacer de los servicios socioculturales que implementamos en el mundo del que somos parte. 

ENCUESTA DE PERSONAS 

INFORME INFOGRÁFICO


  • -“Ética de la empresa. Claves para una nueva cultura empresarial”, Adela Cortina, editorial Trotta.
  • -“La mano invisible”, Isaac Rosa, Seix Barral.
  • -“Margin Call«, J.C. Chandor, 2011

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